Carta al creador solitario
Yo no me dispongo a alterar todos mis sentidos sin un fin que no crea justo. Creo si, que hay fines mas justos que el mío; como el de acabar con las injusticias sociales (por ejemplo el hambre, la corrupción y el desastre que hacemos de la tierra).
Yo, elegí hacer teatro
Porque creo que mi arte dice cosas,
expone
me expone
y busco generar con mis obras el encuentro de ideas.
Tengo una particular manera de mirar el mundo,
tengo mis creencias (no se si todos las creen),
tengo mis valores (no se si todos conocen mi escala),
mis yerros (creo que todos indicarán con el dedo)
y tengo mis pasiones (terribles). Y todas, absolutamente todas estas cosas las veo a través del arte teatral.
Con el tiempo aprendí que ser artista es respetarse dentro de una forma de vida,
que a veces
no encaja con el resto (del mundo, del barrio, de la escuela, del mismísimo colectivo),
pero eso no me importa porque los recipientes no son para los artistas.
Entonces con esta vida mía,
ando gritando, esperando y trabajando para que ese grito sea armónico, se transforme en palabra, en una frase, en una acción con sentido!!
Se que empiezo en una porción del camino que otros ya caminaron, pero me hecho al ruedo decidido a recorrer, a transitar sobre algunos pasos que me interesan seguir!
A esta suma de mi realidad le propuse mi idea y en este momento del recorrido me encuentro con muchas gratificaciones, entre ellas la mas importante, saber que puedo confiar en ustedes, en el grupo de teatro; que puedo empezar a ser amigo, con los que puedo “hacer”. Pero a veces me siento abatido, cansado. Siento como si me faltara el aire. Me rodea la oscuridad de un medio difícil, de un exterior que es terrible, individual, competitivo y autodestructivo. Y el público que ni siquiera nos mira. Siento como si esa sombra nos atrapara. Ahora, hoy, me detengo a pensar...
Se que somos una isla flotante
un lugar
hasta el que pueden nadar nuestros amigos o llegar en sus barcos o sus canoas de papel. Pueden llegar hasta acá esos que nos estiman y estar tranquilos aquí en este pequeño territorio de los sueños. Pero quiero hacer de esta isla
mi tierra feliz
un lugar para un puente
que nos una con otras islas, que seguro las hay.
Quiero explotar, quiero llorar, quiero reír, pero quiero hacerlo haciendo teatro.
Quiero quemarme en un fuego sagrado y que mi cuerpo ilumine de luz y atraiga a otros al fuego.
Siento un momento crucial en mi tiempo,
siento que debo atravesar el umbral de mis deseos y hacerlos realidad. Para ello me propongo trabajar y trabajar, producir.
Quiero un teatro que produzca, quiero honrar la palabra teatro, no quiero faltarle el respeto de la historia de los siglos, quiero ser mas disciplinado, mas riguroso y mas certero en mis creaciones. Quiero decir mi verdad y quiero decirla en serio! Llorando dramáticamente como Hamlet o riendo a gritos a desdén de la moral canónica, como en el Misterio Bufo de Darío Fo o ser un demente racional travestido como en El pecado que no se puede nombrar de Ricardo Bartís.
Quiero transformar aunque sea un poquillo minimamente éste impávido mundo que nos rodea!!!
Quizás los que vengan por esta ruta, hacia esta isla o vean el fuego, puedan seguir la huella.
Juanjo Aramayo
lunes, agosto 24, 2009
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